lunes, 8 de junio de 2009

De lo que se rompe. De su ruido

Cae una taza de loza al piso, se rompe, hace ruido. Le sigue el silencio.
Cae un vaso de vidrio al piso, se rompe, también hace ruido. Quizás también le sigue el silencio.
Cae una guitarra desde un tercer piso a la calle, por supuesto se rompe; por supuesto hace ruido; y habrá que ver si alguien lo escucha, porque tal vez el ruido de la calle lo tape. Pienso que pasará lo mismo con el silencio subsiguiente.
Alguien, cualquiera, canta. Su voz se rompe.
¿Hace ruido?
Alguien, cualquiera, canta. Cae. ¿Su voz se rompe?
¿Qué hace una voz si se rompe?
¿Es posible romper una voz?
¿Contra qué se golpeó una voz rota? ¿Alguien quiso querer romperla?
¿Y habrá alguien que pueda escuchar el silencio que deja tras de sí el ruido de la voz que acaba de romperse?
Alguien, cualquiera, escucha su voz. Su propia voz. También su silencio. Y no se reconoce en ella. Ni en él.
Pienso que será todavía mucho peor si no escucha el ruido que esto provoca.
Leda Candela

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