El arco perfecto del cuerpo tensado sobre la luz
dispara la flecha de su corazón al centro del universo.
Delicada sombra transparente, la voz
surca la eternidad sobre la flecha
obligándola a detener el tiempo.
Un segundo
mucho menos quizá que un segundo
y Dios se asoma a mirar con extraordinaria curiosidad
la vibración que se propaga en Su silencio.
El hombre, su destino, su terror y su maravilla,
son sólo una exclamación de Su asombro.
Leda Candela - septiembre 1993.
Este recorrido nos lleva por caminos luminosos del universo del sonido.
ResponderEliminarCandela es mano y palabra, es sembradora.
Que muchas semillas crezcan en su región.
Silvia Delucchi