Cuerpo, changador del alma, en quien puede ser que creer
fuera más vano, querido cuerpo, que no amarte.
Corazón transmutado sin fin en este cáliz viviente,
boca siempre tendida a los más recientes alimentos.
Mares donde se puede navegar, fuentes donde se puede beber;
trigo y vino mezclados en la comida ritual.
Alivio del sueño, dulce cavidad negra;
inseparable tierra ofrecida a todos nuestros pasos.
Aire que me colma de espacio y me llena de equilibrio:
estremecimientos a lo largo de los nervios, espasmos de fibra en fibra;
ojos abiertos por un poco de tiempo sobre el inmenso vacío.
Cuerpo, mi viejo compañero, moriremos juntos.
¿Cómo no amarte, forma a la que me parezco?
si es en tus brazos que estrecho el universo.
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