sábado, 18 de julio de 2009

Marguerite Yourcenar

Hospes Comesque

Cuerpo, changador del alma, en quien puede ser que creer
fuera más vano, querido cuerpo, que no amarte.
Corazón transmutado sin fin en este cáliz viviente,
boca siempre tendida a los más recientes alimentos.

Mares donde se puede navegar, fuentes donde se puede beber;
trigo y vino mezclados en la comida ritual.
Alivio del sueño, dulce cavidad negra;
inseparable tierra ofrecida a todos nuestros pasos.

Aire que me colma de espacio y me llena de equilibrio:
estremecimientos a lo largo de los nervios, espasmos de fibra en fibra;
ojos abiertos por un poco de tiempo sobre el inmenso vacío.

Cuerpo, mi viejo compañero, moriremos juntos.
¿Cómo no amarte, forma a la que me parezco?
si es en tus brazos que estrecho el universo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario